dissabte, 7 de maig del 2016

EL EFECTO PYGMALION

Autora del post: Ana Blanco Mañes. Grupo 2.

Un aspecto de gran relevancia es el que constituyen las “expectativas”, las previsiones o la esperanza que el profesor pone en sus alumnos en cuanto a la realización de las tareas. Sabemos que la expectativa que una persona tiene sobre el comportamiento de otra puede, sin pretenderlo, convertirse en una predicción. A esto se le denomina también teoría de Pygmalion, teoría de la realización personal o teoría que se autocumple. De acuerdo con esta teoría, lo que el profesor espera, como persona significativa, de un alumno, es tan potente que por sí mismo puede condicionar su comportamiento. El efecto Pygmalion es aplicable tanto a alumnos de menor edad como a los adolescentes y adultos.



            Algunas de las conclusiones que recogen la relación de la comunicación de expectativas de los profesores a los alumnos, que ciertos autores aplican al ámbito deportivo (Ruiz y otros, 2001) pero que también son aplicables al académico, podrían ser:
  • Los profesores que creen que un alumno es bueno, le sonríen con más frecuencia y se comunican con él mediante un lenguaje corporal más positivo.
  • Los buenos alumnos reciben siempre más feedback, indistintamente de que sus resultados sean correctos o no.
  • Para los alumnos de los que los profesores esperan más, las reacciones de elogio y crítica son más fuertes y, además, les proporcionan mayor cantidad de práctica y enseñanza. Los profesores les incitan a responder más frecuentemente, les plantean ejercicios más difíciles y les ayudan más a encontrar la solución correcta.
  • En ocasiones, cuando los alumnos considerados menos capaces obtienen buenos resultados, los profesores llegan a pensar que han hecho trampas para conseguirlo.
            Cabe señalar que el efecto de las expectativas de los profesores sobre sus alumnos impacta de manera diferente en su forma de interpretarlas, ya que estos pueden atribuirlas a cuestiones relacionadas con su propia persona, con la tarea y el contexto en el que se realizan o con las propias preferencias del profesor. Así, los alumnos que perciben que están bien considerados por sus profesores, suelen interpretar las reprimendas como algo necesario para poder progresar, atribuyendo las causas de las mismas a un origen externo más que a una falta personal de competencia. Por el contrario, los alumnos sobre los que se elaboran pobres expectativas suelen interpretar de forma personal dichas reprimendas, creyendo que las dificultades serán insuperables, generando un pobre Autoconcepto y desarrollando una baja motivación.

Así pues, todo esto no es otra cosa que poner en acción lo que se conoce sobre el proceso de aprendizaje, proceso en el que el alumno atraviesa diferentes estados de ánimo en los que pasa de situaciones en las que se siente poco competente para cumplir los objetivos, a sentirse confiado en sus propios recursos. En este proceso, la recepción de informaciones en tono positivo provoca un aumento del sentimiento de competencia y eleva la motivación intrínseca, con todos los efectos favorables que ya sabemos que esto conlleva.

10 comentaris:

  1. Como entrenador de baloncesto en categorías escolares desde hace 8 años, me siento bastante identificado con varios de los postulados aquí señalados. Sin embargo en mi trabajo trato de distinguir entre proyección e interés. Por poner un ejemplo: me puedo encontrar con cuatro tipos de jugadores (salvando las distancias) en un equipo:

    - El/la jugador/a "pasota" que no muestra interés a las explicaciones, o al trabajo en equipo, pero que aún así posee un talento innato para el deporte. Se le da bien.

    - El/la jugador/a que no atiende y pone poco de su parte, que no está interesado en la actividad, y que además posee dificultades motrices para llevarla a cabo.

    - El/la jugador/a que atiende a todo lo que se dice, traba duro y trata de mejorar día a día, pero que a efectos prácticos no llega al umbral de efectividad que se espera.

    - El/la jugador/a que lo tiene todo. Está motivado en las prácticas, muestra interés, y es efectivo en cuanto a ejecución y motricidad.

    Cualquier entrenador del mundo te dirá que lo que busca para su equipo, y sobre los cuales recaerá el mayor nivel de atención, serán los dos últimos ejemplos. Por el echo de que muestran interés. Te transmiten la idea, la sensación de que aquello que les estás enseñando tiene un valor para ellos. No importa si en el ámbito ejecutivo no pueden llegar a los mínimos exigidos. Este tipo de jugadores evolucionará de una manera mucho más acentuada que el primero de los ejemplos expuestos. ¿Quiero decir con esto que los dos primeros ejemplos no reciben feedback, o comentarios positivos? No. Como profesional en el que trato de convertirme, nunca pierdo la voluntad con nadie (o al menos aún no ha sucedido), pero intento reforzar positivamente en mayor medida aquellas actitudes que me hacen disfrutar realmente de mi trabajo.

    Desde luego, este comentario está enfocado al ámbito deportivo, y no escolar. Sin embargo, salvando las distancias, como la obligación de acudir a clase y la elección de acudir a un deporte, el papel del profesorado ha de ser similar. Nunca dándonos por vencidos, sin dejar de lado a nadie. Pero premiando aquellos comportamientos que realmente son positivos.

    Para llevar a cabo este pequeño sumario, me he basado totalmente en experiencias personales, y carecen de cualquier validez científica.

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  2. En mi opinión, cuando hablamos de las expectativas, podemos decir que pueden ser positivas o negativas, según la primera impresión que trasmite el jugador al que vas a entrenar, hablando en mi caso en particular.
    Yo, al igual que Lucas, llevo como entrenador desde los 16 años, por lo que he podido observar diferentes tipos de jugadores a lo largo de mi carrera como míster:
    - El jugador pasota o que no quiere hacer nada, el que por mucho que intentes motivarlo, no te hace caso en nada y obtienes ninguna mejor de ese jugador ni aunque lo intentes miles de veces.
    - El jugador pasota pero con una habilidad motriz innata. Es ese tipo de personas que no tienen ninguna motivación por ningún deporte, pero que sabes que tienen unas habilidades innatas para poder practicarlo.
    - El jugador trabajador que se esfuerza al máximo, pero no llega a obtener los resultados que pretendíamos.
    - El jugador "10", el que todo lo hace bien, está motivado y hace del deporte un estilo de vida, además de ser muy efectivo en su tarea dentro del equipo.
    Mi papel como entrenador, es el intentar integrar a los 4 tipos de jugadores dentro de mis a equipos y que a su vez, ellos se sientan integrados, pero inevitablemente, los entrenadores en general, tenemos la tendencia de mejorar o proporcionar mejores feedbacks a aquellos jugadores que sabemos que realmente vamos a poder sacar mejores resultados de ellos por su implicación/motivación dentro del equipo.
    Aunque yo intento, que eso no sea de esta manera, indirectamente, siempre acabo haciéndolo.
    Me ha parecido importante poner este claro ejemplo, ya que pienso que el deporte y la educación están íntimamente relacionados, porque sin educación no existe el deporte. Y éste se encuentra dentro de la rama de la Educación.
    David.

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  3. Como ya vimos en clase, el efecto Pygmalion es algo de lo que muy difícilmente podemos escapar, puesto que es parte de ese curriculum oculto que existe en el aula, y que muy difícilmente vamos a poder controlar.

    Me explico. Evidentemente todo buen docente o alguien que aspire a serlo, dirá como es normal que no hay que prejuzgar a los alumnos, que hay que medir con la misma vara a todos, y yo por supuesto estoy de acuerdo. Al mismo tiempo, creo que es innegable la dificultad que este comportamiento entraña, puesto que la subjetividad en la educación es prácticamente palpable, dado que si entendemos la educación como un transvase de ideas y conceptos, que un docente lo haga sin transmitir algo de sus ideales se antoja harto complicado.

    En mi caso, explicaré mi experiencia en el centro donde realice las practicas, puesto que la única ocasión en que he ejercido la docencia.

    Las realicé en el instituto de mi localidad, donde conocía prácticamente al 90 por ciento de los alumnos, sus familias, su situación laboral, etc, puesto que es una localidad pequeña.
    Esta situación hizo que aun sin yo quererlo, cayese en la trampa del efecto Pygmalion, creando unas expectativas previas de los alumnos dependiendo de quien eran. Siempre he intentado huir de esas pre-concepciones pero creo que es imposible cuando tienes tanta relación anterior tanto con los alumnos como con sus familias.

    Cuento esto para explicar lo erróneo de esas ideas pre-concebidas, puesto que me encontré que dentro del centro educativo, solo una minoría de los alumnos que yo tenía eran como yo esperaba que fuesen, encontrándome con sorpresas positivas como negativas. Alumnos/as que yo pensaba q eran buenos estudiantes y resultaron ser conflictivos, como alumnos/as que nunca hubiera pensado que podían interesarse tanto por los estudios por sus actos fuera de las aulas.

    Como conclusión diré que mi caso creo que era especial, puesto que ser docente en tu localidad, que además tiene pocos habitantes, hace que sea prácticamente imposible alejarte del entorno del alumno, pero intenté ser objetivo con todos ellos en las evaluaciones, consiguiéndolo satisfactoriamente según me dijeron luego. Lo mas positivo que me llevo el hecho de que viví en primera persona lo equivocados que podemos estar si caemos en el llamado efecto Pigmalion.

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  4. "Es algo que todos sabemos de algún modo, pero puede que nadie te lo haya explicado nunca. Si tú a tu hijo, antes de una carrera le dices: te vas a caer, tú no vales para esto; ese niño se va a caer, no hay más opciones. Porque le has hecho creer que es posible. Y hay algo que le empuja a cumplir la profecía. Pero si en lugar de eso, a ese niño le dices: corre, vuela, no te detengas, y si te caes, aquí estoy para levantarte, ese niño jugará mejor que si nunca le hubieras dicho nada. Hay una responsabilidad ineludible en cómo hablamos, en como tratamos a los demás, porque nuestras palabras tienen un poder más grande de lo que nunca hubiéramos imaginado. Cada día tienes la opción de cortar las alas de los demás hablando del miedo y de la incertidumbre, o puedes dejar que tus palabras les empujen hacia sus metas, confiando en la capacidad infinita que hay dentro de todo ser humano, se conoce como efecto Pigmalión y funciona en cualquier momento de nuestras vidas".

    Letra extrída del anuncio DivinaPastora Seguros

    Con estas letras del anuncio quiero demostrar que siempre hay que tener buenas expectativas hacia todos los alumnos y que siempre podemos tener sorpresas en cualquier alumno/a. No podemos guiarnos por las primeras impresiones.

    Pablo Alfayate Bullón

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  5. De entrada me ha resultado interesante investigar sobre el origen del mito de Pigmalión. Éste arranca de "Las metamorfosis", de Ovidio. La historia cuenta que cansado de buscar una mujer perfecta para amar, el rey Pigmalión decide esculpir a Galatea. La diosa Afrodita deja que el rey sueñe que su obra cobra vida y, conmovida luego por su pasión, le concede la inmensa felicidad de que Galatea realmente viva. Esto se traduce en que así es como algo inexistente llega a existir gracias al esfuerzo, la fe y la pasión de su creador.
    Así pues, el efecto pigmalion se da, como hemos visto, en muchas situaciones de la vida y, evidentemente en la docencia. Cuando es positivo resulta una mejora en la forma de hacer algo cuando a la persona se le aporta una confianza en que hará las cosas bien. Es decir, los resultados acompañan a la confianza recibida y a las buenas expectativas ajenas, en mayor medida cuanto más importante sea la persona de referencia. Y, como es normal, se produce el efecto contrario cuando el profesor aplica una especie de efecto antiPigmalión, al colocar sus expectativas muy por debajo o encasillar a un alumno en una zona de desastre.
    Yo puedo aportar dos visiones desde mi experiencia. Por un lado, llevo 3 años ejerciendo de entrenador de fútbol en un equipo con niños desde 4 años hasta 10. La realidad es que inconscientemente sí me ha podido ocurrir este efecto, aunque creo que con edades tan pequeñas no se da con tanta asiduidad. Además, desde que conozco la existencia de este fenómeno también pienso que regulo más el feedback con los jugadores, puesto que pienso que el refuerzo que reciben es fundamental para su aprendizaje y debe ser siempre positivo.
    Por otro lado, en mi única experiencia como docente pienso que no tuve tiempo de tener un efecto pigmalion con los alumnos ya que no tuve oportunidad de dar muchas clases por mi cuenta. Sin embargo, sí pude apreciar este efecto en la relación de la profesora con la que hice las prácticas con respecto a sus alumnos. Se veía claramente de qué alumno esperaba más y de cuál menos y se lo transmitía indirectamente (de hecho en algunas ocasiones a mí me decía lo que pensaba que iba a ocurrir con alguno de ellos en sus actividades).
    En definitiva, pienso que el efecto pigmalion sí existe y creo que puede ser bueno siempre que sea aplicado de forma positiva, de forma que refuerce al alumno. En caso contrario, mermará mucho la actitud y posibilidades de la persona y, por consiguiente, su rendimiento.

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  6. L'autor ha eliminat aquest comentari.

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  7. Según Mora, el feedback docente es una forma de mitigar el efecto Pigmalión. Este autor dice que este efecto es perjudicial ya que, hace que el alumno actúe según como quiere el profesor, sin dejar que ellos mismos apliquen sus propias soluciones.

    Él afirma que el feedback es la base para acabar con este efecto, pero siempre que se haga de una forma integral, para así ayudar a los alumnos a comprender las distintas situaciones y aportarles una mayor motivación hacia la tarea. Para ello, se basa en que se deben seguir 9 pasos clave:

    - Ser claro en lo que se quiere decir.
    - Comenzar con lo positivo.
    - Ser específico.
    - Centrarse en el comportamiento, no en la persona.
    - Referirnos sólo al comportamiento a cambiar.
    - Ofrecer alternativas.
    - Ser descriptivo más que evaluativo.
    - Personalizar el feedback.
    - Dejar al aprendiz alguna elección.
    - Siempre con mucho respeto y amabilidad.

    Y aporta unos pasos que pueden ayudar a hacer el feedback mucho más eficaz; ser empático con el alumno para conseguir minimizar la vergüenza del alumno y acercar ambas posiciones, ser claro en lo que se quiere decir, contextualizando el comentario o feedback que se realiza para que alumno sepa con total claridad a que se refiere, ser directo y honesto, es decir, dar el feedback tal y como nos gustaría que nos lo diesen a nosotros mismos y pedir feedback al alumno, que sea él también el que exprese su opinión.

    Moral, R. R. (2010). El Feedback Docente o una forma de mitigar el efecto Pigmalión. Temas, 2010.

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  8. Agradezco a nuestra compañera Ana que haya subido el post con este tema ya que había oído hablar poco del efecto Pigmalion y no conocía en que consistía. Me ha resultado llamativa la última parte del post en la que se habla del efecto que puede tener, tanto positivo como negativo, que los profesores presten mayor atención y den un mayor feedback, sobre todo positivo, a los alumnos. En el post se habla de que los alumnos atraviesan varios estados de ánimo durante su proceso de aprendizaje y habrá momentos de menor autoestima y competencia y momentos en los que se sienta muy capaz.

    En este sentido el artículo de Porcar, E. et al. (2013) se nos habla del caso de una niña de 10 años y cómo han influenciado los refuerzos positivos y negativos sobre su rendimiento escolar y su autoestima. Se aplica un programa mediante el cual la niña recibía refuerzo positivo tanto en casa como en las clases extraescolares a las que asistía. En el post-test la niña obtuvo mejores resultados en cuanto a su autoestima y al rendimiento escolar. Es por ello que se puede concluir que el feedback positivo que recibió la niña hizo que mejoraran estos dos aspectos.

    A la luz de esto, tenemos que plantearnos y cuestionarnos nuestras clases y el nivel de exigencia que aplicamos a nuestros alumnos, tratando siempre de destacar los puntos fuertes que estos tienen, resaltando los buenos resultados y tratando de que mejoren sus debilidades sin hacer que se sientan incapaces. Hay que tener en cuenta, no solo las actitudes verbales con los alumnos, sino también las no verbales, porque son estos comportamientos no verbales los que influyen en mayor medida (Gutiérrez y Rafael 2010).

    Por otro lado, también se ha visto que aquellos profesores con una autoestima mayor son los más efectivos a la hora de mejorar la autoestima de sus alumnos. Es por ello que los profesores han de ser los primeros en tener un buen autoconcepto, han de aceptarse, respetarse y apreciarse, porque esto hará que estén mejor preparados para conseguir que sus alumnos alcancen un autoconcepto positivo (Gutiérrez y Rafael 2010).

    Gutiérrez, A.M. y Rafael, E.V. (2010) El efecto Pigmalión en la actividad docente y administrativa. Quipukamayoc. Vol. 17, (33), 173-181.

    Porcar, E., Gimeno, M.E., Balaguer, P. y Aledón, B. (2013) El efecto Pigmalión, autoestima y rendimiento escolar. 18, 417-422.

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  9. Com a professionals de l'educació física i l'esport hem de ser responsable en l'estil de feedback que transmetem. Moltes vegades vegem comentaris negatius o despectius per part dels entrenadors als seus esportistes provocant en ells sentiments d'incapacitat o baixa autoestima.

    Per contra, la transmissió de feedback positiu afavoreix la consecució dels objectius i una major motivació. Seguint les paraules de la psicòloga Patrícia Ramírez les claus per a ser un bon pygmalion o tindre la capacitat de projectar èxit en els nostres alumnes són les següents:

    - Eliminar prejudicis sobre la persona o les seues capacitats
    - Paciència, els objectius tal vegada no es complisquen instantàniament
    - Detectar punts fort en els altres
    - Tindre ganes que l'altra persona cresca

    Detectar el talent de cada alumne es una qualitat d'un bon professor. En el nostre cas hauríem de ser capaços d'identificar els punts forts de cada alumne per tal de motivar-los a seguir el camí que el portarà a l'èxit en la seua vida personal.

    Encara que és important que siguem uns bons pygmalions de cara a motivar als nostres alumnes, és important desenvolupar pygmalions interns en els nostres alumnes, és a dir, l'alumne no pot dependre sempre del que li diuen els altres, sinó que hem de ser capaços d'autogestionar-nos.

    Per exemple des de l'educació física podem treballar aquest concepte mitjançant tècniques psicològiques com les autoinstruccions.

    El fi últim de l'educació és preparar als alumnes per a fer front als problemes de la vida de manera autònoma. Per això és important treballar aquestes habilitats per tal de tindre ciutadans més independents i amb més expectatives d'èxit.

    https://www.youtube.com/watch?v=1MhOP3vqAyE
    https://www.youtube.com/watch?v=XwMWSUJKHYQ
    https://www.youtube.com/watch?v=0mj1t2uQzls
    https://www.youtube.com/watch?v=XFA-vRSxrCs

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  10. Quiero dar la enhorabuena a mi compañera Espe, ya que no conocía el efecto de este término, pero sí que lo he experimentado en mi etapa educativa.

    Siempre he pensado que la capacidad que tiene el profesor en la autoestima del alumno es a veces determinante, tanto en positivo como en negativo. La motivación del profesor eleva la autoestima del alumno y lo hace reaccionar de forma positiva, pero si ese mismo profesor no motiva o algún miembro del grupo pasa de manera desapercibida o indiferente, ese alumno no se motiva, no tiene interés y acaba por desanimarse.

    Es por eso mismo por lo que el docente debe contribuir a que los alumnos tengan autoconceptos positivos pero para ello ha de fortalecer su propia autoestima. Hemos de predicar con el ejemplo. A continuación enumero algunos factores críticos que el profesor ha de considerar para potenciar la autoestima de sus alumnos:

    1) Asumir que todos tenemos capacidades.
    2) Adaptar las tareas a las posibilidades del alumno.
    3) Fomentar la participación.
    4) Reconocer el esfuerzo realizado (el éxito se debe al esfuerzo no a la capacidad).
    5) Enseñar que el error forma parte del proceso de aprendizaje.
    6) Centrarse en las fortalezas del alumno no en sus carencias.
    7) Adoptar una perspectiva optimista y un estilo más positivo (ya sabemos que nuestras creencias condicionan nuestros comportamientos).

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